Cuenta la leyenda que milenios atrás hubo en estos reinos una gran guerra entre dos clanes importantes, esta estuvo formada por diversas encarnizadas batallas en las que se perdieron incontables vidas de inocentes. En una de ellas falleció un joven elfo infante llamado Anar'alah, perteneciente a una familia que había decidido mantenerse al margen de aquella rivalidad y por ello quedó destrozada al recibir aquella noticia por parte de la que encontró su cuerpo, Shal dorei, su hermana mayor.

En los días siguientes aquella familia realizó diversas ofrendas a los dioses para que el alma de su hijo pudiera estar en paz mientras que su hermana se sentía atormentada a causa del inmenso dolor que aquella muerte le había producido, por lo que una mañana se aventuró y decidió ir al lugar donde se iban a enfrentar ambos clanes.

Al llegar estos ya estaban disputando de forma agresiva por lo que sin saber la razón alguien la atacó vilmente con una lanza muriendo esta en el acto al tratar de detener aquellos enfrentamientos. Al ver esto los dioses decidieron hacer presencia en aquel lugar pues gracias a las ofrendas realizadas por Anar'alah habían llamado su atención y, por ello al sentir la perdida de aquella joven elfa aparecieron ante aquellos seres pues sabían que aquel destino no era el adecuado para Shal dorei.

Por aquella razón decidieron amenazarles mediante una sentencia que consistía en que harían aparecer un árbol de grandes dimensiones que poseería inimaginables riquezas pero estas se verían obstaculizadas por diversos seres creados por los dioses a cambio de que estos cesaran sus enfrentamientos, aunque si estos clanes no decidían dejar atrás las guerras destruirían todo lo conocido por ellos, pues no desearían dejar vivir a alguien de aquel calibre.

Los lideres al escuchar aquella advertencia se vieron obligados a firmar un tratado de paz para que todos pudieran subsistir ante la ira de los dioses, por lo que tras mantener unos minutos de silencio en honor a la muerte de la elfa decidieron plantarlo en medio del continente protegido por las extensas montañas para que este jamás sufriera ningún tipo de daño.